En el Maestro

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En qué creemos

“Creemos que la Iglesia es la comunidad de fe que confiesa a Jesucristo como Señor y Salvador, y que es el cuerpo de Cristo del cual Él mismo es la Cabeza” 

 

A fin de mantener nuestra unidad como el cuerpo de Cristo en esta comunidad de fe, exponemos aquí los principios de nuestros fundamentos. Lo hacemos confiando que han de ayudarnos a que mantengamos nuestra herencia dada por Dios, la fe dada a los santos y en especial guiarnos a cumplir con el mandato del Señor de “ir y predicar el Evangelio a toda criatura.”


El Dios Uno y Trino

Creemos en un solo Dios viviente y verdadero, eternalmente existente, Infinito, Todopoderoso, Santo en Naturaleza, atributos y propósitos. Que Él sólo es Creador y Sustentador de todas las cosas tanto visibles como invisibles; y que es trino en su Ser esencial, revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Gn 1, Dt 6:4-5, Sal 90:2, Is 44:24, Mt 3:16-17, He 1:3, Ap 1:8.

Jesucristo

Creemos en Jesucristo, la Segunda Persona de la Divina Trinidad, que Él eternalmente es uno con el Padre, que se encarnó por la obra del Espíritu Santo y que nació de la virgen María. Que dos naturalezas, la deidad y la humanidad fueron unidas entera y perfectamente en una Persona, Verdadero Dios y Verdadero Hombre, el Dios-Hombre.
Creemos que Jesucristo murió por nuestros pecados, que resucitó al tercer día y tomó otra vez su cuerpo, siendo así la unión de la humanidad con la deidad en Cristo indisoluble y eterna. Que ascendió al cielo y está a la diestra del Padre intercediendo por nosotros. Mt 1:20-25, Jn 1:1-18, Ro 8:32-34, Gá 4:4-6, Fil 2:5-11, He 1:1-3, 9:24-28, 1 Jn 1:1-3, 4:2-3, Ro 3:11.

El Espíritu Santo

Creemos en el Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Divina Trinidad, presente y participe en todo lo que Dios hace en el mundo desde el principio y así mismo en la Iglesia del Señor Jesucristo y juntamente con ella.
Creemos que como Administrador de la obra redentora convence al mundo de pecado, de juicio y de justicia, regenera a los que se arrepienten y creen, santifica a los creyentes y guía a toda verdad y justicia como está en Jesucristo. Gn 1:2, Jn 14:15-18, 15:26, 16:7-15, Hch 1:8, 2:33, 38, Ef 1:13-14.

La Trinidad

Creemos en la Divina Trinidad según revelada en las Sagradas Escrituras. Creemos que Dios es Uno en naturaleza y esencia, pero en esta unidad de la Deidad hay tres Personas de la misma sustancia, poder y eternidad, a saber: el Padre, El Hijo y el Espíritu Santo.

Creemos que la doctrina de la Trinidad es una de las verdades sagradas de los que depende nuestra salvación por cuanto Jesucristo (el Hijo) fue enviado por Dios (el Padre) para que nos redimiera y el Espíritu Santo aplica la obra redentora a nuestras almas. La Trinidad por tanto participa vitalmente en la obra redentora. Gn 1:26, Is 48:16, Mt 3:16-17, 28:19, Hch 5:30-32, 2 Co 13:14, 1 Jn 5:6-12.

Las Sagradas Escrituras

Creemos que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, mediante la cual el Todopoderoso se revela a Sí mismo y revela el plan redentor para el hombre.
Creemos en la inspiración plenaria de las Escrituras, por lo cual entendemos que los sesenta y seis libros que componen el Antiguo y el Nuevo Testamento fueron dados por inspiración divina y que revelan infaliblemente la voluntad de Dios respecto a nosotros en todo lo necesario para nuestra salvación. Por lo tanto, la única regla de fe y conducta que aceptamos. Ex 20:1-17, Sal 19:7-11, 119, Lc 24:44-47, Jn 17:17, 2 Ti 3:15-17, 1 P 1:10-12, 2 P 1:19-21, Jn 5:39.

La creación

Creemos que Dios Todopoderoso es el Creador del Universo y todo lo que en él existe. Que todo fue creado por el poder de su palabra y sin el uso de materiales preexistentes. Que la creación fue, y es, una decisión voluntaria de su soberanía, una demostración de su poder y la expresión de su gloria.
Creemos que la creación del hombre, representa la culminación de todos los actos creativos anteriores, siendo el fin hacia el cual señalaron todos. Que Dios creó al hombre varón y hembra, con justicia y santidad, consciente y con capacidad determinante en sí mismo, esto es, el hombre posee libertad o libre albedrío para tomas decisiones. Gn 1y2, Neh 9:6, Job 26:7, Sal 19-6, 102-25, 104:5, Is 40:28, He 1:2.

El pecado original y personal

Creemos que el pecado entró en el mundo por la desobediencia de nuestros primeros padres y con él la muerte, que el pecado es tanto original como actual o personal.
Creemos que el pecado original es la corrupción de la naturaleza de todo ser humano, inclinándole de continuo al pecado personal.
Creemos que el pecado personal es una transgresión voluntario de una ley conocida de Dios, cometida por una persona moralmente responsable, y que el pecado es el problema básico del hombre por lo cual (se hizo) o se hace necesaria la salvación que Dios proveyó en Jesucristo. Gn 3, 6:5, Mr 7:21-23, Jn 8:34-36, Ro 3:21-26, 5:12,20, 2 Co 5:21, 1 Jn 1:5-10, 3:4-9

Provisión de Dios para el pecado (o el pecador)

Creemos que Dios en su amor y misericordia hizo provisión para todo pecado del hombre, para restaurarle y reconciliarle con Él mismo.
Creemos que esta provisión fue hecha en Jesucristo, quien por sus sufrimientos, al derramar su preciosa sangre y por su muerte en la cruz, nos reconcilió con el Padre. Que su sacrificio es la única base para la salvación de todos los hombres que se arrepienten y creen en Él. Gn 3:15, Is 53:6,11, Mr 10:45, Jn 3:14-17, Col 1:20-21, He 9:12,22, 1 P 1:18-21, I Jn 2:1-2, 4:10.

El arrepentimiento

Creemos que el arrepentimiento antecede a la salvación, es preparación para ésta y es necesaria para recibir el perdón por los pecados personales. Que aunque es un acto del hombre, es el Espíritu Santo el que convence a todos los que quieres arrepentirse dándoles la ayuda de la constricción de corazón y la esperanza de restitución. 
Creemos que el hombre al arrepentirse: se reconoce pecador, siente la tristeza de corazón por haber pecado contra el Dios tres veces Santo, se separa voluntariamente del pecado y se vuelve a Dios siguiendo sus propósitos en espíritu y verdad. 2 Cr 7:14, Sal 51:17, Is 55:6-7, Mt 3:2, Lc 13:3, Hch 3:19, 17:30-31, 2 Co 7:10.

La salvación

Creemos que la salvación se obtiene sólo por medio de Jesucristo, quien se ofreció así mismo como substituto por el culpable. Creemos que la salvación incluye la justificación que es el acto benigno y judicial de Dios, por medio del cual acepta como justos a todos los que con fe reciben a Jesucristo como Señor y Salvador. Incluye la regeneración o nuevo nacimiento que es la obra única de Dios por la cual el pecador arrepentido es vivificado y renovado en su espíritu por la obre el Espíritu Santo. Incluye la adopción que es el acto benigno de Dios mediante el cual el creyente justificado y regenerado es hecho hijo de Dios. Además, incluye la santificación que es el acto mediante el cual el creyente es separado, consagrado y liberado del pecado para el servicio al Señor. La santificación es posible mediante la sangre de Cristo y por la morada del Espíritu Santo en nosotros.
Creemos que estos actos son simultáneos en la experiencia de los que buscan a Dios, que se obtiene por fe, precedida por el arrepentimiento y el Espíritu Santo da testimonio de ella. Lv 11:45, Is 52:10, Mal 4:2, Mt 3:11, Jn 3:16, 8:15-17, 10:9-13, Ro 5:1,9,18,9:30, 1 Co 6:11, Gá 3:24, 4:3-7, 2 Ti 3:15, Tit 2:11, He 12-14, 13:12, 1P 1:2,16.

El bautismo con el Espíritu Santo

Creemos que el bautismo con el Espíritu Santo es para todos los que con fe han aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador. Que todo creyente debe anhelar y procurar diligentemente esta promesa que tuvo su cumplimiento el Día de Pentecostés y que es para la iglesia hoy. Creemos que es una experiencia distinta y posterior a la experiencia del Nuevo Nacimiento.
Creemos que el bautismo con el Espíritu Santo purifica los corazones y da la unción capacitando para el servicio y la vida de fe. Que el mismo Espíritu reparte dones como Él quiere para continuar eficazmente la obra que como creyentes nos corresponde. Lc 11:13, 24:49, Jn 14:16,26, Hch 2, Ro 12:6, 1 Co 12:4, 7-11.

La Iglesia

Creemos que la Iglesia es la comunidad de fe que confiesa a Jesucristo como Señor y Salvador, y que es el Cuerpo de Cristo del cual Él mismo es La Cabeza. Que la misma está compuesta por aquellos que han aceptado su sacrificio redentor, han sido lavados en su sangre y adoptados como hijos de Dios, de entre los cuales aparta a personas que han recibido el llamado para ejercer ministerios específicos. Éstos son los cinco ministerios que habla Efesios 4:11.
Creemos que como organismo viviente expresa su vida en la unidad y comunión del Espíritu Santo y que es llamada a cumplir el mandato de la gran comisión para extender el reino de Dios en la tierra. Mt 16:13-19, 28:19-20, Jn 17:14-26, Hch 2, Ro 8:16, 12:1, Gá 4:5-6, Ef 1:22, 4:11-16, Col 1:18.

El bautismo en las aguas

Creemos que el bautismo cristiano, ordenado por nuestro Señor Jesucristo, es un sacramento que significa aceptar los beneficios de su sacrificio redentor. Que debe ser administrado por inmersión en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tal como enseñan las Sagradas Escrituras. Que al hacerlos así el creyente declara ante el mundo que muere al pecado y se levanta en novedad de vida, testificando con esta señal exterior de la gracia inferior que ha recibido. Mt 28:19, Mr 16:16, Hch 2:38, 10:48, Ro 6:3, 1 Co 12:13, Col 2:12.

La cena del Señor

Creemos que la cena del Señor es un sacramento instituido por nuestro Señor y Salvador Jesucristo la misma noche que fue entregado. Que ésta consiste de los elementos del pan y el jugo de la vid y que los mismos son símbolos del cuerpo y sangre de Cristo. Que la cena se celebra en memoria de Él, a la vez que anunciamos su muerte hasta que Él venga.
Creemos que este sacramento es para aquellos que están preparados para la reverente apreciación de su significado espiritual. Mt 26:26-29, Mr 14:22-25, Lc 22:17-20, 1 Co 11:23-32.

La sanidad divina

Creemos en la doctrina bíblica de la sanidad divina como una auténtica parte de la provisión total de Dios para las necesidades humanas. Que el pueblo de Dios debe ofrecer la oración de fe para la sanidad de los enfermos. Que los medios de gracia y agencias concernientes no han de ser rechazados cuando sea necesario. Is 53:4-5, Sal 30:2, 103:1-5, Mt 5:16, Mr 16:18, Stg 5:14-15.


El arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo

Creemos que las escrituras afirman legítimamente que los salvos por la fe en Cristo, tanto vivos como muertos, serán transformados y arrebatados para encontrarse con el Señor en el aire y estar siempre con Él.
Creemos en la Segunda Venida del Señor Jesucristo repentina y sin previo anuncio como uno de los eventos culminantes y al final de los tiempos y que con éste se inaugurará el Reino Milenial de Cristo sobre la tierra. Mt 24:27, 36 Mt 26:64, Lc 21:27, Hch 1:1, 1 Ts 5:2, 2 Ts. 4:16, 1 Ti 6:14-15, Ap 22:20.


La resurrección, el juicio y el destino final

Creemos en la resurrección de los muertos, que los cuerpos tanto de justos como injustos, serán resucitados y unidos con sus espíritus, que “los que fueron justificados por Cristo saldrán a resurrección de vida, mas los que no creyeron y no fueron justificados, saldrán a resurrección de condenación.” 
Creemos en un juicio futuro final “porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo”; y cada uno será juzgado ante el tribunal de Cristo”; y cada uno será juzgado según sus hechos en esta vida.
Creemos que la vida eterna y gloriosa es para los salvos por creer en Jesucristo, nuestro Señor y obedecerle, mas los que no crean sufrirán eternamente el castigo final. Sal 49:15, Mt 25:31-32, Jn 3:14-15, 36, 6:40, 11:25, Hch 24:15, 1 Co 15:54, 2 Co 4:14, He 9:27, 2 P 2:9, 3:7.